CUENTISTA DEL DESIERTO

JORGE LUIS TUME QUIROGA: Cuentista del desierto y el debate postergado de la actualidad del costumbrismo

Reynaldo Cruz Zapata

De Trujillo, tenía noticias de Alarcón y Luis Eduardo García, como representantes de nuestra literatura por esos lares, hasta la tarde del último miércoles cuando deambulando por los auditorios de la Feria del Libro de Trujillo (FLT), descubrí a Ricardo Ayllón, escritor chimbotano que conocí años atrás en el IV Encuentro Nacional de Escritores Manuel J. Baquerizo en Ica, presentando el libro Cuentista del desierto de Jorge Luis Tume Quiroga (J.L. Tume), un piurano que ha publicado su primer libro bajo el sello de Ornitorrinco Editores.
J.L. Tume, en esta publicación nos entrega 10 relatos de tendencia costumbrista, que merecen especial atención por el contexto en el que se inserta en la literatura piurana, que con la incursión de la nueva generación, por lo general ha estado alejada de la tradición e idiosincrasia popular. El panorama actual de nuestras letras es consecuencia del crecimiento acelerado de la urbe y su influencia en la creación de los jóvenes escritores.
Nacido el año de 1976 en Bernal (Sechura), J.L. Tume estudió en la Universidad Nacional de Trujillo, y a la fecha radica en la capital de la marinera, un punto esencial para entender la propuesta de este escritor: la nostalgia de la tranquilidad del campo, el recuerdo de la gente y sus relatos, las celebraciones lo llevan a plasmar Cuentista del desierto como un testimonio de lo acaecido en un intento de evitar se pierdan con la invasión de estereotipos urbanos que transfiguran lo esencial de los hombres del ámbito rural.
El rapto de las enamoradas como inicio de la vida conyugal, sigue siendo una constante en el campo, a pesar de que los jóvenes han adquirido de la ciudad nuevas formas de vestir, nuevas formas de comunicarse, nuevas formas para maquillar sus orígenes.
- Don castulo… vengo pa´ decirle… que su hija, la Eufemia, ya está en mi casa… como decimos acá me la he robao… hoy en la madrugada me la he llevao… mis intenciones con ella son buenas… nos vamos a casar.
El fragmento anterior lo encontramos en Mal presentimiento, el primer texto del libro. El discurso en estos casos sigue siendo el mismo que en épocas de los abuelos. J.L. Tume escenifica este hecho en la fiesta de Velaciones, pero también suele ocurrir en otras celebraciones como el carnaval, la navidad o el baile de año nuevo. La madrugada es propicia para que los familiares de la pareja conversen a cerca de la conformación de la nueva familia y a aquello se le conoce como “arreglar”.
“Ya sacó su mujercita este bandido… a Dios gracias porque ya tiene su edad… solo estas cosas se pueden hablar de madrugada… está bien… además nadie es eterno en el mundo… yo quiero que este buen muchacho encuentre su felicidad para cuando los viejos ya no estemos… ojalá sea una buena muchacha que le lave su ropita, que lo atienda, que le caliente su comida cuando venga del trabajo… que no haga problemas por su edad… que más bien le ayude a salir adelante porque la mujercita siempre nos ayuda a agarrar a palos la pobreza… la casa le voy a dejar a él para que no pase penurias”, pensó esbozando una sonrisa triunfal.
Una noticia de madrugada retoma la cuestión del matrimonio. Si en el anterior relato el protagonista no esperaba ese desenlace, en esta narración el personaje secundario se adelanta a los hechos e inconscientemente crea un futuro para su hijo. Nuevamente J.L. Tume nos presenta arquetipos de la vida rural: primero, la condición de que los hijos conformen una familia para evitar preocupaciones a los padres en su ancianidad; segundo, la condición de ama de casa que debe poseer la mujer (un machismo que se ha practicado desde épocas remotas y que se ha sumergido en el subconsciente colectivo, sobre todo en el de las mujeres paradójicamente, pero que con esta incursión de la modernidad en el campo se empieza de desdibujar). Tercero, primordial y que requiere urgente un estudio sociocultural, es la unión de parejas demasiado jóvenes – entiéndase 15 a 22 años - que es aceptada como normal y contrariamente las uniones de personas con más edad es casi un hecho curioso. Cuarto, la herencia de la casa y la chacra representa un materialismo de la gente del campo, al cual se le han unido otros accesorios urbanos como vehículos y estudios superiores (en este relato se puede observar este nuevo contexto).
Los bailes populares también nutren este primer volumen de cuentos de J.L. Tume, así tenemos: Un baile inolvidable y Plan poema, dos textos en los cuales se observa el jolgorio con el cual la gente del campo – un campo que como he anotado anteriormente no es tan campo como en los tiempos idos – disfruta de estos acontecimientos. Al leer los dos relatos, podemos tener una idea de cómo han cambiado las circunstancias y que definitivamente es necesario el debate postergado sobre la actualidad del costumbrismo o la denominación de un nuevo o neo costumbrismo.
Los 6 cuentos restantes, los agruparé en pares como los anteriores, así tenemos: Ña Pancha y Cuentista del desierto. La marca de un detergente da nombre al primer relato, a la vez que se observa la influencia de la publicidad, al parecer de la televisión, en el consumo de golosinas por parte de un niño. El segundo texto tiene más cualidades propias de un ambiente rural casi virgen, donde se aprecia al anciano narrador de historias que siempre existe en un pueblo. Un fantasma en el pueblo y El regreso del gigante son textos que esbozan la creencia de lo sobrenatural que aún persiste en la gente de la zona que geográficamente no pertenece a la ciudad. Finalmente, Pérdida de un chanchito y Justicia en el terral son manifestaciones de la viveza del poblador de estos territorios.
La gastronomía piurana se ve reflejada en los textos de J.L. Tume. En la mayoría de los textos aparece la chicha de jora, néctar de los incas, y se puede apreciar un plato de arroz, camote y pescado frito, el ceviche, la algarroba, café, tamales y panes.
J.L. Tume en este libro expone lo más peculiar del hombre piurano rural (hecha la aclaración que la imagen del piurano como hombre de campo que trabaja junto a su burro, bebe chicha en abundancia y pronuncia palabras como: gua, pa’, ña’, zonzo, que aún se tiene, requiere de un profundo análisis para comprobar que la influencia de la ciudad en el campo ha transfigurado las estructuras en las que se cimentaba la tendencia costumbrista) describe el ambiente donde se desenvuelve, la vida pueblerina, las relaciones sentimentales, la viveza y el folklore popular.
De la calidad narrativa de J.L. Tume puedo escribir que es aceptable al punto de convencer al lector a terminar el libro una vez que lo inicia, utiliza diálogos creíbles y, lo esencial en la literatura, tiene visos de verosimilitud; tomando en cuenta que es la primera publicación, me arriesgo a recomendar la lectura de Cuentista del desierto, pues se nota un trabajo de selección, corrección y maduración de los textos.
El génesis de los relatos de J.L. Tume ha sido las anécdotas de su tierra natal, situación que nos hace recordar que en un inicio la literatura sirvió para perennizar la vida de un pueblo, y en nuestros días se ha alejado de esta concepción por razones editoriales que apelan más a la irrealidad, a lo urbano, a las conspiraciones, a la autodestrucción del hombre o al positivismo sin sentido. Es necesario resaltar el aporte de J.L. Tume a lo que podemos denominar neo costumbrismo piurano. En esta tendencia ya se encontraban los primeros escritos de los narradores jóvenes José Lalupú, Javier Vílchez y Ana Sophía Sánchez.
Entendiendo a la tendencia costumbrista como la expresión de la tradición e idiosincrasia de las clases populares de nuestra región, es necesario repensar este concepto, pues las clases populares han cambiado significativamente, la mayoría de jóvenes ha optado por convertirse en obreros de la industria urbana a continuar con el trabajo en la chacra; las muchachas han logrado acceder a estudios superiores, aunque aún persiste la dedicación de algunas como empleadas del hogar y vivanderas. La internet ha invadido de modelos a los adolescentes que además de su gusto por la cumbia, ahora escuchan un género tan disímil como el punk. Las casas rusticas están cediendo el paso a edificaciones de material noble, el burro ha sido reemplazado por el mototaxi; el uso de teléfonos celulares ha significado el cambio de piuranismos tan conocidos como el gua, a nuevas variantes como okas. Ante ello, vale la pregunta ¿Podemos seguir hablando de costumbrismo? ¿Podemos denominar neo costumbrismo a la creación literaria que tiene como referencia este ámbito rural con tintes urbanísticos? ¿Es aceptable seguir construyendo la imagen del piurano bonachón, bebedor de chicha e ingenuo?
No todo se ha perdido para fortuna nuestra, sin embargo, como se nota en el libro de J.L. Tume, la influencia del campo en la ciudad ha sido significativa. El autor ha construido personajes teniendo referencias de la realidad, acaso tomando sin permiso parte de lo que aún queda de nuestros pueblos, como si fuera un compromiso tácito con la tierra que cobijo sus primeras tentaciones de convertirse en escritor.
En Cuentista del Desierto llama la atención la ausencia de una advertencia al lector a cerca de que lo contenido en el libro no abarca completamente la realidad del piurano; ya nadie puede decir que seguimos contando con la trilogía representativa de nuestra ciudad: algarrobos, piajenos y Seminarios, pues de la mencionada, el único sobreviviente parece ser la caricatura de Luscor. Ante esta situación un lector poco perspicaz puede crearse una imagen de Piura, que no es más que la imagen que la modernidad está borrando a pasos agigantados, incluso en la provincia de donde proviene J.L. Tume, que con la explotación de los fosfatos se asegura un crecimiento urbanístico y una transculturización que definitivamente se va a reflejar en los próximos escritores que emerjan de ella.

San Miguel de Piura, 01 de Febrero de 2009.

SOBRE NOVELA: VOLVER A MARCA

Volver a Marca de Ricardo Vírhuez Villafane

Ricardo Musse Carrasco

En medio de aquel silencio
el gatillo sonó y sonó
en medio de aquel silencio
el casquillo rodó y rodó
y la pólvora se esfumó
y la guitarra nunca más
para Mí cantó.
Magaly Solier.

El 2007, Ricardo Vírhuez Villafane me obsequió su novela Volver a Marca, durante un encuentro de escritores organizado por la Casa Nacional del Poeta en el departamento de Tumbes. A raíz de la I Feria del Libro “Bernal 2009”, terminada ésta, la releí refugiado dentro de mi insular aposento sullanero. En Bernal nos reencontramos; obsequiándome su aforístico poemario Voces y su adolescente novela corta Rumi y el Pincullo Mágico.
Lo que más me llama la atención de su novela, es cómo va articulando los requiebros y las dislocaciones sonoras de una oralidad transculturada; henchida ésta de vocablos fusionándose, confrontándose, sesgándose, a fin de testimoniar ásperamente lo vivido. Pues, el que cuenta su inhóspita vidaprimera y vidasegunda (junto a sus épicos secuaces) es un redivivo bandolero, consumado arpista y trashumante negociante ancashino, conocido como Chihuillaco. Y su auditivo interlocutor -ya que éste no emite ni un solo fonema durante el despliegue textual- es su aculturado nieto Shellco, hijo del occiso Vasilio.
Será porque para mí la literatura es fragua de lenguaje (aunque, obviamente, no sólo eso); asevero que la discursiva que Ricardo Vírhuez Villafane se impone, como desafío formal, es el registrar un código identitario. En él pervive aún el imperativo de reivindicar enunciaciones desdeñadas todavía por el canon literario oficial.
La convulsionada temática que revela –entre líneas- esa oralidad algo hermética pero al propio tiempo cargada de poesía, es la guerra civil acontecida, desde los años ochenta, entre los grupos alzados en armas y el Estado: la de autoridades, requería inevitables balas matadoras, y además. Nada de paz, te digo, lo aprendí, en mi piel, con cicatrices y torturas, y pues me hice perseguido. En todo caso, Ricardo Vírhuez Villafane evidencia el perpetuo conflicto entre los que detentan, abusivamente, el poder y los cíclicos desposeídos de la plena dignidad humana.

El universo ficcional de Ricardo Vírhuez Villafane es ya inconfundible. Muchos de sus referentes son recurrentes en sus versátiles y profundas realizaciones discursivas. Y culmino este filial comentario a la novela corta de mi tocayo, refrendando estas contundentes sentencias: nada de fe, de palabra confiable ni de caballero: a ellos (a los enemigos) madrugarle su traición.

Sullana, 07 de Octubre 2 009.

I FESTIVAL MUNDIAL DE ECOPOESÍA

DAVID NOVOA EN FESTIVAL MUNDIAL DE ECOPOESÍA
.
El joven poeta trujillano DAVID NOVOA, estará presente en el I FESTIVAL MUNDIAL DE ECOPOESIA 2009, "LA POESIA REVERDECE LA TIERRA", evento de gran trascendencia que organiza la Unión Mundial de Poetas por la Vida, y que se desarrollará del 5 al 8 de noviembre, en la ciudad de Tumbes.
Junto a Novoa, participarán distinguidos estudiosos del medio ambiente y literatos, pues el propósito es proporcionar una base científica en el campo ambiental a la literatura ecológica o eco literatura. Se realizarán en los auditorios de la Universidad Nacional de Tumbes y Municipalidades Provinciales de Tumbes, Contralmirante Villar y Zarumilla. Se leerán ecopoemas, y se obsequiará un poema a cada asistente. Esta lectura estará matizada con intervenciones musicales y dramatizaciones teatrales, todo en el ámbito ambientalista.
Entre otras actividades, todos los poetas plantarán un árbol en un lugar especial con la finalidad de dar inicio al BOSQUE DE LOS POETAS, cada poeta escribirá un mensaje a su árbol el mismo que será impreso y colocado al costado del árbol de manera permanente. Este será uno de los testimonios más grandes de amor y compromiso hacia los bosques.
En la Plaza Mayor de Tumbes, rodeada de frondosos arboles y con un gran espacio central, se realizará la más grande exposición de ecopoemas del mundo. De todos los poetas, presentes en la próxima publicación "Inventario Azul", se seleccionará un poema, el mismo que será ampliado y expuesto para que sea leído por todos los visitantes, especialmente estudiantes de todos los niveles educativos y ciudadanos en general. Así se apreciarán en esta plaza poemas procedentes de América, Europa, África y Asía.
David Novoa realizó estudios de Ingeniería Industrial y Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Trujillo y en la Universidad Privada Antenor Orrego. Fue jefe de la Sección Cultural del diario La Industria de Trujillo y editor-creador de las revistas LAS SUMAS VOCES y CONTEMPO.
La calidad de su obra poética ha sido reconocida a través de la obtención del primer puesto en el concurso Poeta Joven del Perú, versión 1990. Primer y segundo Puesto en los primeros Juegos Florales Interuniversitarios en Trujillo - 1990. Primer puesto Premio Lundero de Poesía - versión nacional. 1996.
Ha publicado los libros: Itinerario del Alado sin Cielo, Libro de la incertidumbre, La voz del Loco I, II y III (plaquetas) y Conversaciones con Daniel F - La verdadera historia de LEUSEMIA.
Además de su obra poética, realiza una campaña permanente de sensibilización ecológica a través del I Centro de Educación Ambiental del norte peruano, llamado El Minizoológico Educativo en la Campiña de Moche. Allí cura y alberga animales silvestres maltratados que son confiscados por la policía o donados por las personas que los encuentran abandonados. Con ellos, en cautiverio de protección, hace exhibición didáctica para los visitantes escolares infundiéndoles respeto y compromiso con la vida silvestre, conocimiento del patrimonio natural del Perú, y amor por la madre naturaleza.

MADRE NUESTRA

Al poeta Alberto Benavides Ganoza

Inmenso animal enroscado,
dragón vuelto sobre sí mismo,
durmiendo.

Su carne es de tierra,
Las subterráneas vetas minerales son su esqueleto,
las cumbres de piedra en cordilleras extendidas su columna vertebral,
en los ríos que lo irrigan como arterias, su sangre,
y la magma volcánica -sobre la cual se envuelve sorbiendo calor-
su corazón .

Este inabarcable ser viviente
ondulando en la cristalina placenta del océano
es...

Nuestra Madre

La Madre nuestra.
En su cuerpo
-como se adhiere el musgo al pellejo del lagarto-
se extienden espesuras,
selvas infinitas, bosques, junglas,
y de este verde pelaje vegetal
pequeños y asombrados,
con lanzas de palo y cuchillos de hueso,
vestidos con las pieles de las bestias que cazábamos,
aparecimos misteriosamente,
recogiendo frutos, semillas, brotes tiernos,
hundíamos insectos en la boca, lagartijas iridiscentes, tibios huevecillos,
cazábamos, pescábamos, marisqueábamos,
mordisqueábamos la carroña de los lobos marinos
descubríamos el terrible y amoroso cuerpo de...

Nuestra Madre

La Madre nuestra.

Y construimos ciudades, energía hidroeléctrica, células fotovoltaicas,
Detergentes y pornografía,
Y levantamos edificios ansiosos por ocultar al sol más temprano cada día
Y adoramos a deidades irreales:
Dios Yo.
Dios Escepticismo.
Dios Tecnología.

Olvidamos
A Nuestra Madre

La Madre nuestra.

Olvidamos

De dónde la materia que tu carne forma

De la Tierra

De dónde la fascinación por los goces infernales

De la Tierra

De dónde la irrepetible, fugacísima, existencia humana

De la Tierra

Hemos olvidado que Nuestra Madre
Y Madre de todas las Madres
Es
Nuestra Madre

La Madre Tierra...

ANTES NIEGUE SUS LUCES EL SOL

EL CAOTICISMO SEMANTICO
EN LA POESIA
DE BETHOVEN MEDINA


JUAN PAREDES CARBONELL *

El libro que nos propone leer Bethoven Medina titulado Y antes niegue sus luces el sol, verso que corresponde al segundo pie de verso de la segunda estrofa del Himno Nacional del Perú, es una invitación a la búsqueda del sentido más que a la de una significación. El lector se siente de pronto sorprendido, pues no sabe qué actitud asumir semejante a la del andariego que se detiene exactamente en la intersección de un camino que se abre en cuatro direcciones opuestas, y no se decide por cuál de ellos proseguir.
El libro nos propone cuatro lecturas aún cuando sólo se trate de dos discursos literarios completamente diferentes.
De un lado el texto poético de factura multisensorial, que se inspira en la experiencia histórica de un pueblo, narrado en la letra del Himno Nacional y de otro lado, el texto igualmente poético, a partir del hipotexto o himno patrio. Este singular procedimiento de escritura ha determinado que por cada pie de verso del texto lírico consagrado a recordar ceremonialmente a la efemérides patriótica de la Independencia del Perú, en su gesta libertaria, cuyo punto culminante fuera la Batalla de Ayacucho, se escriba 52 poemas titulados con el pie de verso de cada una de las cuatro estrofas del texto paradigmático. De tal manera que los 52 pies de versos de que se compone el Himno Nacional que escribiera José de la Torre Ugarte dan origen a igual número de poemas brotados de la pluma de Bethoven Medina.
El segundo ritmo de lectura nos remite a un esquema topográfico, donde el movimiento visual del iris del ojo quiebra la línea horizontal de izquierda a derecha que sigue la lectura corriente del texto impreso. Es una lectura en zigzag siguiendo la forma de un metro quebrado en triángulos equiláteros; los versos de las estrofas I y II dan título a los poemas del libro y los versos de la estrofa III y IV, funcionan como versos finales de cada texto poético.
La tercera lectura corresponde al texto del Himno Nacional con que se rubrica el libro y que aparece como epílogo, además de operar como índice o tabla de títulos de los textos del libro.
La cuarta lectura es convencional, sintagmática, y corresponde a la disposición del discurso del poema en su orden normal. Pero aquí también lo convencional se obstruye pues el poeta hace un juego, una combinación de textos e intertextos, extraídos de contextos literales históricos, de cancioneros y sociolectos de la cultura popular.
En su enunciación formal, es evidente que el autor se ha salido del cauce encadenante del discurso, como registro hablado o escrito, y ha ensayado la experimentación poética del discurso caótico en donde el sujeto nominal no se corresponde con el predicado y la frase verbal carece de un orden externamente coherente, en armonía con la regla lógicas de la predicación.
Otro de los rasgos de composición dominante es la transtextualidad de que se habló en un principio con respecto al tratamiento del Himno Nacional y la inserción de intertextos provenientes de otras fuentes.
La experimentación poética de este calibre en estos tiempos de ultradesarrollo técnico y científico, en el que a la ciencia le cupe el acto maravilloso de alterar la realidad, ya sea transformándola o reproduciéndola, capacidad negada absolutamente al arte, que solo la representa, es un acto de desobediencia, de rebeldía, de transgresión a los cánones establecidos y, en consecuencia, de abierta subversión estética. La poesía se pone en una situación ultra lírica , rompe el cordón umbilical del orden discursivo, la estabilidad estética, la tradición, lo acostumbrado y la creación adquiere otras formas de artificio. La poesía barroca fue la primera manifestación de ese género y por consiguiente la primera dislocación en la relación comunicativa autor-lector, por cuanto toda transgresión al signo, todo forzamiento del símbolo literario, conlleva a una ruptura entre el destinador y el destinatario, entre el emisor y el receptor. El lector queda fuera del esquema de la comprensión textual y, por consiguiente, de la comunicación. Fue con el advenimiento de los vanguardistas que el arte trastocó la línea de la tradición discursiva ante la irrupción de la tecnología electrónica y el nacimiento de una nueva era científica cargada de anuncios y revoluciones ultramecánicos. Los surrealistas y dadaístas , en primer lugar, que cambiaron la lógica poética de lo racional a mecanismos inconscientes, oníricos, de la articulación poética. Se impuso el desorden sintáctico y alógico más a tono con los desbordes del sentimiento y la emoción.
La poesía ingresó a un periodo de franca renovación con poetas precursores de un nuevo estilo como Whitman, sobre todo, en tiempos más modernos, al que sucede Apollinaire, Mallarme, Rimbaud, Ezra Pound, César Vallejo, Pablo Neruda. Fueron Laforgue y Pound quienes, sin embargo, acabaron con los últimos rezagos de la retórica tradicional e incorporaron los intertextos e intratextos en lengua extranjeras como el griego clásico y el chino, en el caso de Pound, y las parodias y paráfrasis de textos consagrados, en el caso de Laforgue. Como se sabe, Vallejo no fue ajeno a estas experimentaciones, aunque cobren en su poesía más relieve la coloquialidad y el irracionalismo poético, la exploración de la función de los significantes lingüísticos y la estructura del verso.
Ezra Pound y Vallejo no nacieron, sin embargo, por generación espontánea, ya antes que ellos, fueron Apollonaire y Mallarme que se aventuraron en fundar una nueva poesía cambiando los cánones hasta entonces imperantes: quebraron la linealidad versal y le otorgaron una funcionalidad al espacio de la página intentando una nueva disposición estructural al esquema lineal de la escritura. De las avariaciones topológicas de la presentación del discurso poético a la desconstrucción del verso a formas cada vez mas alógicas y transoracionales, se llegó a la pura sonoridad de la poesía concreta y con ello a la desaparición total del sentido. El verso se resquebraja y el pensamiento poético, lineal y continuo, se descompone en estructuras desconexas, en frases sin sucesión lógica ni orden, sin relación de causalidad y efecto. Lo que más tarde produjo como consecuencia natural el caoticismo semántico.
El poeta pierde respeto por las reglas y da paso a una anarquía escritural. Surgen las corrientes fónicas rítmicas de la poesía concreta en que se anula el concepto poético y el sentido interior, primando las estructuras aliterantes y la iconografía versal, en sus formas externas. En cierta medida estas exploraciones y búsquedas formales le dieron un aire de postmodernidad a la poesía contemporánea. Surgieron nuevas estéticas, entre otras la estética de la negatividad de Theodoro Adorno, que resalta la tendencia a lo antibello, continuada por otra teoría mas fuerte, aquello que Tzvedan Todorov denomina, estética experimental. Cantera ésta de la que no somos ajenos en el ámbito hispanoamericano como aparece de la poesía alógica del argentino Homero Aridjis. En el Perú, aparecen nuevas figuras estelares con César Moro y Martín Adán, Carlos Oquendo de Amat, Antonio Cisneros, José Ruiz, Rodolfo Hinostroza, César Toro Montalvo y Manuel Pantigoso, a los que habría que añadir a Santiago Aguilar y Bethoven Medina. Existe, pues, una tradición de poetas que experimentan con las formas versales y estróficas en su afán de construirse un perfil literario y un idiolecto personal que les libere de la angustia de las influencias, empresa esta difícil como lo asegura Harold Bloom, en su conocida obra sobre este punto “La angustia de las influencias”.
¿Pero qué nos ha querido proponer el poeta Medina en su libro Y antes niegue sus luces el sol al margen de sus tentativas formales?
Un texto poético que nos orienta a cuatro direcciones de lectura podría deducirse que también nos propone idéntico número de mensajes.
Como ya habíamos enunciado Bethoven Medina asume una estrategia transtextual tomando como texto paradigmático el texto del Himno Nacional pero solo en su función referencial: la lucha por la independencia del Perú después de 3 siglos de ominosa opresión. Y juega a partir de ahí (el acto de creación es un acto lúdico) con los espacios históricos y temporales de su visión poética en un orden narrativo asintagmático, mejor dicho, sin devenir cronológico, ni sucesión temporal, pero marcado por sincronías, mejor dicho, por grandes acontecimientos históricos.
La historia de la Conquista y la de Colonia hispánica seguidos por el heroico movimiento insurreccional y libertario de los pueblos nativos oprimidos que constituyen los tópicos argumentales dominantes. A partir de esta idea nuclear, el poeta inicia un proceso desconstructivo de la historia y del Himno, en la manera como lo entiende Hans Gadamer, el crítico de literatura más importante del momento: primero, proceso de desmontaje del texto paradigmático o sea del Himno Nacional pues usa cada pie de verso de los 52 que tiene para exponer sincrónicamente los momentos más estelares de la historia peruana.
En ese exponer el relato de la experiencia histórica del pasado en la disyuntiva opresión - libertad nacional, el poeta urde otra historia que va con la época actual pero idénticamente ominosa, el estado de opresión económica-social igualmente impuesta desde afuera por el imperialismo neocolonial. Sin cambiar los significantes de su enciclopedia verbal, el aparato lingüístico instrumental es el mismo, el poeta pone en registro dos enunciados, dos argumentos, dos ideas cruciales homologadas por una misma causa y un mismo efecto: la opresión tanto social como económica de los pueblos latinoamericanos por el poder hegemónico de los dos ejes que controlan el destino del mundo. Sugiere entonces una nueva lucha por la independencia.
No sólo se trata de dos insurrecciones y dos independencias, también de dos ideologías: la ideología de una patria libre y la ideología de una potencia dominante, como ocurrió en el pasado y ocurre hoy en el presente.
El poeta sincretiza su emoción histórica en estos dos grandes enunciados: opresión y libertad, que son la denotación inmediata de su discurso poético, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos, que tales variables son los factores dominantes en la historia general de los pueblos americanos subordinados al imperialismo dominante. En su sentido connotativo, este estado social, real e histórico, por la que atraviesa Latinoamérica, pues no es un asunto nacional únicamente el colonialismo de ayer y el neocolonialismo de hoy disimulado bajo la piel de cordero llamado globalización, son dos procesos históricos que se relevan la posta y se suceden fatídicamente sobre toda la orografía latinoamericana. De esta doble visión sincrónica determinadas por dos experiencias históricas, la del pasado y la del presente, surgen dos discursos enjuiciadores, abiertamente críticos: en primer lugar tenemos el texto del Himno Nacional, discurso épico como texto que relata una historia y en segundo término el texto poético, discurso lírico convulsionado, que narra los acontecimientos sin orden ni plan lógico pero sujeto a una emoción poética de detalles particulares nacidos del devenir histórico, con sus rasgos individuales propios de cada época: conquista, colonia, insurrección, guerra patriótica, y neocolonialismo a partir del ultimo siglo. Para lograr su propósito el autor se vale de una gran variedad de microcontextos, antropológicos, económicos y sociales, que reseña acrónicamente, sin lógica temporal, pues su emoción de cronista épico-lírico ve el drama peruano como totalidad y no como acontecer efemérico en sucesión diacrónica. En consecuencia, el poema de apertura “ Somos libres seámoslo siempre”, plantea la estrategia inicial del discurso:

Somos libres
debemos ser para cruzar áreas verdes
haciendo caer telones de la tarde
Desde Manco Inca
y la Emancipación (1536)


(De : Somos libres seámoslo siempre, pág. 15)
***
Recordad a los hermanos Salcedo (1688)
y a 4 extremidades arrancadas de tronco
humano

***
Caballos tiran a Tupac Amaru II (1780)

***
Diego Amaru regresa en la apertura de niño naciendo
***
Dónde este Jorge Chávez
“Arriba siempre arriba hasta las estrellas”


(De: Somos libres seámoslo siempre, pág. 16)
***
La historia nacional que nos es narrada poéticamente, no asume un orden lineal ni cronológico, como se estila en las crónicas de los historiadores, sino que, por el contrario, desarticula la unidad orgánica y la fragmenta en cuadros para darnos una visión total del suceder panorámico correlativo a 500 años de existencia social. De ahí que resulta viable sincretizar el total de acontecimientos más notables que históricamente ocurrieron en el transcurso de todo ese tiempo en un suceder caótico pero articulados por la emoción del poeta.
La enumeración sin orden y por momentos hasta reversible de las efemérides históricas interpolada con las experiencias personales del autor que reproducen la existencia cotidiana, sincrónica, de la realidad problemática de este siglo, adquiere un ritmo dinámico de retroproyector multimédico. A fin de darnos esta impresión Bethoven recurre a desarticular el lenguaje y romper la estructura lógica del pensamiento racional, en una multiplicidad de referencias de sucesos y cosas. Este rasgo característico de su poesía, el caoticismo, el fragmentarismo, la enumeración, viene por tanto de canteras lejanas. Como lo atestigua Spitzer, desde los textos bíblicos, pero con acentuada persistencia, de la poesía barroca de Góngora, Quevedo, Calderón y en tiempos mas modernos, de Walt Withman, Salinas, Vallejo, Neruda.
En los textos de Bethoven el rasgo de estilo se distingue por la desarticulación total del discurso en partículas frásicas, ya sean nominales o predicativas pero sin un patrón racional de vinculación, de manera que replantea una desacostumbrada forma de lectura. El lector, por consiguiente, como lo advirtió Valery, para la literatura de este tipo, está obligado a reaprender a leer.
Reaprender a leer significa que el receptor medio, no ilustrado en técnicas de comprensión e interpretación del discurso literario experimental, decodifique el texto siguiendo la forma multiplural de abordarlo en su escritura metafórica y figurada o en su estructura sintáctica alógica, para aprehender los sentidos subyacentes que en su fondo reposan.
Explorar en el texto de esta naturaleza exige procedimientos no convencionales, desacostumbrados y por tanto una reformulación del código habitual dado por el discurso poético que ha generado sus propias reglas.
Yo diría que el caoticismo en el discurso de Medina no es lexemático, de enumeración de cosas, de inventario referencial en un orden asintáctico, sino de conceptos incoordinados sinsemánticos como se observa en el lenguaje patológico de los que sufren disfunciones en el habla, aspecto de la literatura estudiado en profundidad por el teórico ruso Tzvetan Todorov, Julia Kristeva y Lacan.
La incoherencia conceptual poética anula el pensamiento cartesiano pero produce un efecto de sorpresa, de estupefacción transemántica, dejándonos en ebullición emocional, en expectativa psíquica, ya que el mensaje en opacidad es intuido más que razonado.
Veamos tan solo para comprobar este aspecto:

El camino se entreabre
para el regreso
costumbre de extraer con mis brazos que no son
espadas del aire
y sin Pitágoras solucionar
de cómo la gallina puso a la luna tan alto
cuando el río Huamachuco olvidó tu fanal
a espadas del sonido


(De : De los libres el grito sagrado, pág. 32 )

*****

Irremediablemente debajo de llantas de un bus
los días son entusiastas pollitos en corso
venidos a comer en mi pecho
maíz chancado
lagrimas granuladas
así son los días bajo el Fondo Monetario Internacional

(De: Que faltemos al voto solemne, pág.19)

Como se podrá apreciar los referentes conceptuales están obviamente manifiestos: más no la unidad lógica del pensamiento.

El camino se entreabre
para el regreso
***
costumbre de extraer con mis brazos que no son
espadas al aire
***
y sin Pitágoras solucionar
de cómo la gallina puso a la luna tan alto
***
cuando el río Huamachuco olvidó tu fanal
a espaldas del sonido

Tomada así individualmente, por separado, cada frase, cada lexia, contienen no sólo referentes sino también un sentido al margen de su descoordinación conceptual.
Ejemplo: “El camino se entreabre para el regreso” en donde los lexemas “camino” , “entreabre” y “regreso” son pertinentes semánticamente en su denotación independiente, aunque leídos de conjunto adquieren el carácter de una figura por el verbo “entreabre” que alude a las dos hojas de una puerta. El sentido se quiebra o altera cuando se conexa el primer verso al segundo:
“Costumbre de extraer con mis brazos que no son espadas al aire”
que igualmente encarna una figura poética pero con el que nada tiene que ver semánticamente, a no ser que efectuemos una lectura semiótica y asociemos camino a brazos y brazos a entreabre pero aún así no encontramos la ligazón razonable con la frase “costumbre de extraer”. Más razonable aunque totalmente lógico es el enunciado de predicación contradictoria: “ Costumbre de extraer con mis brazos” (frase totalmente prosaica) “que no son espadas al aire” (frase de intención descriptiva), de orden evidentemente coloquial construida con una metáfora lexicalizada con sentido humorístico brazos-espadas.
El caoticismo, pues, de Medina no es lexical sino semántico y se posiciona en el estilo de los superrealistas, Breton a la cabeza. El asemantismo racional de gran parte de la poesía de esta época es lo que marca la calidad de vanguardia e impertinencia expresiva y hace que la poesía se rejuvenezca generando nuevas expectativas en el lector pero asimismo nuevas exigencias.
La exigencia es cognoscitiva, vale decir, intelectual: como llegar a desentrañar el campo de sentidos en los estratos poéticos de un discurso que se distingue por la opacidad de sus proposiciones, por asociaciones impertinentes contrarios al concepto cartesiano. El metalogismo es el instrumento para que el poeta converja en la cadena de la frase una erupción de voces de diversas fuentes y referencias sin ilaciones conceptuales pero coherentes con la visión del poeta. El recurso lexical acumulado en la estructura de los enunciados sin concierto lógico hace que su poesía sea de objetos, de cosas y elementos, de todo orden: ecológico y cultural, humanos y animales, protagonismos y repertorios de diversa índole.
Citamos algunos ejemplos :


Saltando acequias en Ancash los comuneros
Observan sangre
-violación- sangre+huesos+carne=cuerpo
pepinos y chirimoyas
inocentes letras
tiempo descorazonado

(De : Al tirano impotente lanzando, pág.71)

***

Huayna Cápac anduviste por Tahuantinsuyo
en aleteos de follaje de enjambres
¿y qué nos dejaste?

Bartolomé Herrera y Toribio Rodríguez
ambos con boinas e ideales homogéneos
como gotas de lluvia
sobre techo de mi casa
donde no hay violinista
en este Perú que calzo a grado bajo cero

¡División adelante! ¡Paso de vencedores! ¡Armas a discreción!


(De: Desde el istmo a las tierras del fuego, pág.52)

La técnica del bricoleur, como la hace ver Levi Strauss, es una propiedad del arte primitivo y consiste en utilizar los elementos existentes más disímiles en la construcción del objeto artístico. Este es el papel que desempeñan los intertextos, característica de la literatura postmodernista como lo han hecho ver críticos de la talla de R. Barthes, Rifafaterre, Kristeva y Gerard Gennet. En la literatura peruana lo encontramos en el libro “Contranatura” de Hinostroza y en la poesía de Toro Montalvo y José Ruiz . No de otro modo se evidencian las influencias conscientes o inconscientes, en el estilo, literario, a no ser en los modos escriturales, influencia que Elliot lo justificaba como necesaria y que Bloom lo explicita en su singular estudio “La angustia de las influencias”, y de la cual los escritores de obras de creación no pueden ser excluidos, porque a fin de cuentas como dice el axioma bíblico, no hay nada oculto bajo el sol.
En el caso del poeta B. Medina es una forma de escapar de la tradición, de renovarse en el texto, de avanzar y vivir, porque renovarse, como lo dijera Rodó, es vivir.

* Profesor, periodista y poeta. En los años 60 integró el grupo "Trilce". En 1959 obtiene el Primer Premio Nacional de Poesía "Ariel" por "Canto a la Madre de todas las Edades". Recibió una Mención Honrosa en el I concurso "El Poeta Joven del Perú" de 1960. En 1963 su poemario "La estación y el amor" ocupa el segundo puesto en el concurso realizado por el Club de Leones de Trujillo. Luego publicará: "Biografía del amor sin nombre" (1964), "La palabra y el muro" (1973), "Balada de la mujer común y los jardines" (1975). En 1990 publica su ensayo "César Vallejo: Tipología del discurso poético" premiado en el Concurso Latinoamericano CICLA-1988. Seguirán "Meditaciones de un Oso Caminante" (1992), "Canto a la Madre de todas las Edades" (1999), "Sonetos del Amor Pueril" (2002) y "La Familia Sagrada" (2007). Trabaja actualmente como profesor en la Facultad de Educación y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Trujillo.