LA HISTORIA RECIÉN EMPIEZA

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POESÍA DE MIER... (*)

David Novoa.

Para entrar al Chaska debes atravesar un viejo y pesado portón. Recostados en él como candorosos guachimanes los poetas esperaban a sus invitados. Trujillo rodaba sus angustias en la multitud de taxis, los mendigos levantaban la mano y los viandantes aceleraban el paso, en fin, la noche era agitada: Hoy proseguía POESÍA DE MIÉRCOLES, la serie de recitales líricos donde los bardos de nuestra ciudad sueltan la lengua y se atreven a todo. Para esta fecha -la segunda que se hacía en el Chaska- se programó al profesor Gustavo Benites, a Luis Cabrera Vigo –más conocido como el poeta Pasifae-, al poeta limeño Wálter Espinoza y al gloriosa y apocalípticamente erróneo Jorge Hurtado, El Gudi.
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Todo empezó el pasado 3 de diciembre. Gracias a la esperada iniciativa de la asociación INFOLECTURA, gestado por los escritores Jorge Tume y César Olivares se inició este aquelarre de magos del verbo. Lo más resaltante fue la numerosa presencia de jóvenes interesados, además de una variada fauna -entre curiosa y culturosa- de ingenieros, profesores, estudiantes, borrachines y, gracias al fulgor sempiterno de la sagrada Poesía, un infaltable ramillete de adorables cervatillas. La lectura fue contundente y expresiva y los poetas, -como desde hace mucho no lo hicieran- se elevaron deleitosamente sobre el empíreo de la noche trujillana.
Ahora, en la segunda fecha, tirios y troyanos se preguntaban qué habría de pasar. Sentados a luz de las velas, empezó el trance mediúmnico del profesor Benites; sin embargo, debido a compromisos previamente pactados tuvo que presentarse sin el auxilio de las musas y partir raudo luego de una monocorde lectura. Mas al toque del clarín, salvando al estro poético y concitando la atención del respetable, apareció el fresco Lucho Cabrera Vigo con sus poemas al amor salvajemente platónico, a las noches de desvarío oliendo el aroma de una flor solitario en su cuarto.Cantaba así: Todas las gaviotas/ que dormían su sueño bajo mi piel/ han despertado al conjuro de tu caricia. Verso tras verso, el poeta Pasifae fue dibujando delicadamente su existencia con el pincel de las palabras. Y aquí estoy/ voceando mis versos en las plazas/ arrastrando mi lengua por calles polvorientas/ hasta el inexistente país de tus piernas sangrientas. Salva de aplausos. Un áura evanescente brilló fugaz sobre su amplia testa y siguiendo con el programa Wálter Espinoza se hizo de la palabra. Pese a una lectura sin brío la calidad de sus poemas vibró en nuestras fibras más sutiles: No hay respuestas/ la eternidad es muda y absoluta/ la eternidad se basta a sí misma/ y lo contiene todo/ no tiene sentido/ estar eternamente/ preso en la trampa del tiempo/ son inútiles preguntas/ no se precisan tus respuestas. Los poemas de Espinoza debieron ser leídos con mayor destreza pues su distraída pronunciación evitó que se comprendieran plenamente. Somnolientos aplausos. Un vaso cayó al suelo. Un borrachín fue al baño. Ahora la miríada de flashes y los suspiros femeninos preludiaron la aparición, rosa en el cabello, pantalón al tubo, de Jorge Hurtado, el poeta de la decadencia, el amante frugal de la centella, el antropófago autófago. Su talento no se hizo esperar: La Creación/ era un mar energético de infinitas expresiones. Entró fuerte el Gudi. ¡Estoy de vuelta Madre! Busco la arena/ el mar/ vengo de la gran ciudad/ Vengo/ fatigado/ asqueado/ perdido entre multitudes que caminan sin rumbo./ Estoy de vuelta!/ Confuso/ y prodigioso/ y me extiendo en la arena/ descalzándome/ para que tus manos reconozcan y restauren nuestro lazo de luz/ He vuelto Madre/ caminando calato/ por la Plaza de Armas. Deleitoso poema de Óxido, su hasta ahora única publicación. Y continuó con unos misteriosos textos sampedreros: Búscame a espacio abierto/ en el llano/ en el mar/ en el aire/ y sobre todo en desiertos donde mora el cactus/ guardando en ánfora de espinas nuestro oro/ con voz inconcebible hablando sus tesoros. Magníficos versos, rozados por el ala del ángel, pero de una lectura fatal, paporretera e ineficiente. Y de falta de vocalización y de poderío expresivo careció esta segunda noche poética. Gudi arrojó su rosa a una jauría de fans e igual el público comentó agradecido las performances quedando la sugerencia de una mayor consideración en sus lecturas. Aplausos finales y a tomar mil chelas para recuperarnos del alúd de sensibilidad soportada.

Este miércoles aparecerán dos pesos pesados de la literatura en Trujillo: el magnífico cuentista, catedrático, médico y poeta Ángel Gavidia, quien definitivamente ha escrito los más hermosos cuentos breves en nuestra ciudad y Luis Eduardo García, quizá nuestro más importante poeta, además de periodista, narrador y docente universitario. Les acompañará el joven escriba Ricardo Calderón Inca, novel y esforzada pluma del proyecto editorial OREM.
¿Y la Poesía? ¿la verdadera, viviente, espiritual Poesía que mora en esferas inteligentes de existencia inmaterial? ¿dónde estuvo? ¿y la Poesía, el Estro Poético, el fenómeno misterioso de la inspiración, el fenómeno magnético de la obsesión, los dones de la escritura elevada, del hablar en lenguas, del profetizar? ¿dónde estuvo? Quizá en los balbuceos incomprensibles de Gudi ya ebrio, intoxicado, al final de la noche enroscado sobre el suelo en una esquina del baño, murmurando: Epidemia general de luz... epidemia general de luz...

Poesía de miércoles. San Martín 543 a las siete y media p.m. No faltes.

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(*) Diario LA INDUSTRIA - Miércoles 16 de diciembre del 2009.