LA ARQUITECTURA DE OSCAR RAMÍREZ

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UN ARQUITECTO NO COMUN

Bethoven Medina

Pronunciarse ante una obra primigenia constituye un desafío, y por lo tanto, un riesgo. Sin embargo, deja de ser desafío cuando se asume, con categoría de análisis literario, el tener que opinar lo que objetivamente podemos encontrar en un texto; y deja de ser riesgo, cuando se tiene la seguridad de encontrarse ante una nueva voz que conlleva intrínsecamente el peso específico y artístico de su construcción poco común.
Esta toma de decisión de explicar la poesía de Oscar Ramírez, nos entusiasma a seguir apostando por el parnaso de la literatura regional y, por ende, peruano. Por lo tanto, la denominación de “novísimos” que se le asigna a su promoción de escribas es sólo teórica y circunstancial. Van más allá y el tiempo me acompañará en este teorema.
Hasta hace poco me preocupaba el vacío de la nueva escritura que se desarrolla en nuestro país, especialmente en el norte. Sin embargo, con sincero reconocimiento escribí una nota crítica a Euritmia, primer libro de Denisse Vega Farfán, joven poeta trujillana, quien actualmente radica en Chimbote. Asimismo, con valoración escribí el prólogo del libro Espejo Ramaje de Paul Mendoza Malaver en Cajamarca. Mi interés silencioso e inquietante era estar atento a lo qué ocurría en Trujillo y grato es el encuentro con el arquitecto de las palabras Oscar Ramírez, en un tiempo nada común.
Ahora, tengo el privilegio de expresar algunas opiniones en torno al primer poemario de Oscar Ramírez: Arquitectura de un día común, en quien he reconocido al joven poeta que, como Javier Heraud, sabe ya, que la poesía es un trabajo difícil que se pierde o se gana con el transcurrir de los años otoñales.
Con la publicación de Arquitectura de un día común, Oscar Ramírez, nos demuestra que la literatura peruana actual está atravesando por un periodo de innovación y expectativa. Por ello, es un orgullo para nosotros el tener que mencionar que la nueva hornada de creadores empieza no tan sólo con un buen pie, sino con su propia luz.
Este primer poemario, desde el título, nos remite al hecho de rescatar el término “común”, enfocado en el aspecto de comunidad, de pueblo, de popular. Es un relanzamiento de lo “común” lejos del coloquialismo último de la poesía peruana, en donde sí existe mucho “lugar común”, es decir frases repetitivas, frases que caen en exceso y por lo cual pierden la categoría literaria.
Por el contrario, en Arquitectura… se denota oficio, trabajo, y desde luego, la voz que se va volviendo propia de Oscar Ramírez.
Como bien decía Raquel Jodorovski en el mundo de la literatura, no existen ni buenos ni malos poetas, lo que existe en la tierra son hombres que cantan. Las categorías de bueno o malo nos lo dan los ojos avizores y críticos, que dependen también del cristal con el cual se mire: si nos miran con categoría de análisis social, con categoría de análisis político, o si nos miran desde un punto de vista estético y operacional. Empero, esto ya no es problema de Oscar ni de los poetas, sino de los críticos y de los que tienen el libro en sus manos.
En el libro Arquitectura de un día común, al aplicar una lectura estratégica, encontramos que tiene fortalezas en cuanto es un lenguaje que ya demuestra oficio literario. No existe el adjetivo fácil ni el verbo gastado, porque, si bien en algunos casos se demuestra coloquial, se condensada artísticamente con figuras con las cuales logra aún más que describir circunstancias y exponer sentimientos; de manera que el lector no sea sólo un lector pasivo sino que se constituya en un lector activo, el cual irá recreando con libertad la poesía que lee.
La temática se concentra en asuntos de categoría universal, pero realizada en una forma estructural diferente. Desde la primera parte, la cual da título al libro, asistimos a la creación definida de la poesía, la naturaleza y el enigma de amanecer, en espíritu y sueño. En cambio en el apartado Oficio de aprendiz obtiene sus raíces en el tema del amor, aves y voces En la tercera parte subtitulada Las Pequeñas historias tiene como lei motiv sus emociones de soledad, contemplaciones y aciertos conceptuales y poéticos. Finaliza el poemario resumiendo en presente y pasado el Principio y final de las historias, como fin de esperanza o la duración del día.
Si bien los temas son universales, como mencioné anteriormente, éstos se muestran frescos en la voz de nuestro joven poeta, quien utiliza un lenguaje próximo a Saint-John Perse del libro Anábasis. Así encontramos el manejo de las figuras como en el poema Inventarios de imágenes:

...Reposos de niñas
.................bajo contemplaciones de cielos.
...Orillas cobijando sus pasos.
...Se pronuncian murmullos.
...Se dibujan retratos.
...................Un vacío / La realidad

.............Inventarios de días:
.............................amaneceres y descansos.

El gran tema del mar se manifiesta en el texto Bosquejo de la contemplación del mar por las mañanas , y de la siguiente manera:

...Amanecer entre fraguas
...y mansas lamentaciones de horas perdidas.
...Desnudos, los pies olvidan la tentación
......................o el deambular por calles
......................e historias vacías.
...Poder hallar y contemplar
...aquella imagen mientras descubrimos
...que la orilla del mar es un lugar sereno y amable
...puede ser una acción generosa.

...Principiará en el cielo la brillante emoción de la mañana.


Como se puede observar, escuchar y analizar, el lenguaje usado por Oscar Ramírez, es coloquial, siempre ligado a la sugerencia, por lo tanto es un lenguaje abierto y dispuesto a la recreación. Conforme vaya escribiendo, sostendrá su arte poético. Leamos un fragmento del poema Creación de las palabras:

...Marea, meridiano vocal,
...algún pretexto verbal para la formación de las voces.

...Las imágenes confeccionarán
...la fragilidad de conceptos morales.

...Un nombre, conducido por el viento,
...viene a posarse temeroso en tus labios.

...Convertido en palabra,
...con la hipérbole creativa del amor,
...aquello resonará como un vacío,
.......................como el eco de un cristal
...murmurando a destiempo el dolor de las sombras.


Muy al margen de los temas que se han mencionado, podemos hacer un análisis lingüístico y semiótico de lo que viene a ser la escritura en este texto. Son poemas como cuerpos de libre disponibilidad en donde lo que mejor se descubre es el manejo interior del poema, y lograrlo significa oficio, categoría literaria. Este es el lenguaje que refleja figuras del pensamiento y la palabra en forma conjunta, lo cual constituye la modernidad de la arquitectura, no solamente de un día común, sino como testimonio permanente de que la poiesis , al final, es belleza.
Finalmente, debo opinar que no hay mejor homenaje a un escritor como el de la atenta lectura a sus escritos. Hölderlin decía que los poetas son los mensajeros entre los dioses y los hombres, y creo que Oscar Ramírez, quien pareciera haber leído muy bien las Cartas a un joven poeta de Rainer María Rilke, se orienta por ese derrotero, pues con lo obtenido artísticamente en este primer poemario, nos anuncia gratamente lo que será su sacerdocio poético en las letras del norte del Perú. No hay duda. Estamos ante un joven poeta que apunta lejos.